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Esculturas de marfil
Cristos de marfil. La mayoría de las tallas religiosas de marfil mexicanas no se hicieron en México. Se tallaban por encargo y siguiendo modelos europeos en China continental y en los asentamientos chinos de Filipinas. Se llevaban luego a Acapulco (México) en el galeón de Manila y, de ahí, se distribuían a España y otros lugares de América. Estas imágenes se conocen también como marfiles hispano filipinos e, incluso, como marfiles luso indios (los portugueses también hicieron tallas similares en sus colonias de la India). Existen algunos trabajos esporádicos hechos en la Nueva España (México). Se realizaron en los siglos XVI y XVII y XVIII. Son objetos de devoción personal destinados a las iglesias y conventos, y también a las casas particulares, por lo que todavía quedan imágenes en manos privadas o de la Iglesia. Suelen ser anónimas, aunque algunas están firmadas por Sebastián Ramírez, Juan de la Cruz, Marcos Espinosa o Diego de Reinoso y Sandoval. Existen esculturas en bulto redondo de Santa Rosa de Lima como monja o del Niño Jesús en muchas posturas y composiciones, y trípticos de talla muy elaborada con escenas religiosas (entre 20 y 40 cm). Sin embargo se destacan las figuras de Cristo en la cruz, generalmente expirando y, a veces, en diferentes momentos de la Pasión. El rostro puede presentar rasgos orientales. Las figuras de bulto redondo presentan la curvatura, ligera o muy acentuada, de los colmillos de elefante. Miden entre 30 y 90 cm de alto. Muestran como especial característica la veta natural del marfil, en forma de “venas”. Los Cristos de marfil están generalmente compuestos de varias piezas, una para el cuerpo y otras para los brazos. En algunas ocasiones se ha perdido la cruz, quedando como figuras sueltas. Las cruces suelen ser de madera, lisas o con adornos. El marfil es generalmente dejado en estado natural y la policromía se restringe a las crucifixiones, usando el rojo en las heridas. Las obras presentan deterioros propios del material original que pueden resumirse en amarillamiento, desportillado o pérdida de policromía.