Servane Hardouin-Delorme
jefa de proyectos culturales del Château de Versailles (Francia), responsable del programa Asamblea de la Juventud
Los museos no tienen fronteras,
tienen una red
junio 18, 2024
Palabras clave: mediación cultural, participación del público, función social del museo, desarrollo sostenible, ciudadanía.
Entre la participación museística y la ciudadanía
El Château de Versailles tiene la particularidad de ser a la vez un museo, un monumento histórico y un símbolo político. Desde la Revolución Francesa hasta los congresos constitucionales de hoy en día, en él se celebraron las Asambleas Parlamentarias de la Tercera República y la elección del presidente de la Cuarta República.
En consonancia con esta identidad política, el Château de Versailles propone a sus diferentes públicos una serie de programas culturales y educativos sobre el tema de la ciudadanía. Dentro de este contexto se puso en marcha la Asamblea de la Juventud para ofrecer a estudiantes y jóvenes adultos la oportunidad de ejercer su ciudadanía en el Château. El objetivo es dar a un grupo representativo de jóvenes ciudadanos la oportunidad de descubrir el funcionamiento de un museo, de conocer a las personas implicadas y de reflexionar y expresar sus opiniones sobre los vínculos entre los museos y la sociedad.
El programa, con la finalidad de ser participativo e innovador, está inspirado en diversas fuentes, incluido tanto el modelo anglosajón de participación de los jóvenes en los museos a través de los “Colectivos de jóvenes”[1], como el modelo francés de los “Consejos regionales de la juventud”[2]. En ambos casos se trata de dar voz a un grupo de jóvenes comprometidos y proporcionarles los medios para que su voz sea escuchada de forma efectiva. En otras palabras, formar e informar a la juventud y garantizarles que los museos les escuchan.
UNA ASAMBLEA DE LA JUVENTUD
Los jóvenes de la Asamblea fueron seleccionados a partir de un formulario de inscripción difundido en la página web, redes sociales y el boletín informativo del Palacio. Más que un currículum, los criterios de selección eran la edad (entre 16 y 28 años), el interés por uno de los tres pilares del programa (cultura, ecología, ciudadanía) y la disponibilidad (poder llegar al Château en transporte público).
El grupo seleccionado está formado por un 65 % de estudiantes a tiempo completo, un 15 % en prácticas, un 15 % de jóvenes trabajadores y un 5 % de jóvenes recibiendo formación o en búsqueda de empleo, y su edad media es de 22 años. El grupo incluye a jóvenes más y menos familiarizados con el Château, dado que un 10 % no había estado nunca en el Palacio antes del inicio del programa. Por último, el 70 % de los jóvenes son de la región de Île-de-France (en cuyo centro se sitúa París), una cifra ligada a la necesidad de desplazarse al Château en transporte público.
Para fomentar la mayor participación posible, los formatos son flexibles y se adaptan a los jóvenes de dos maneras: en primer lugar, todos rellenaron una encuesta sobre sus limitaciones horarias, en la que indicaban su disponibilidad los fines de semana y las tardes entre semana; en segundo lugar, algunas reuniones se celebran presencialmente en Versailles, y otras a través de videoconferencia, y también se celebran sesiones presenciales con los colaboradores parisinos.
Un debate de ideas sobre museos sostenibles
La misión encomendada a la Asamblea de Jóvenes es la de reflexionar sobre la siguiente pregunta: “¿Cómo te imaginas el museo y dominio de Versailles sostenible y cívico del futuro?
Esta cuestión gira en torno a la mediación cultural: ¿cómo concienciar al público sobre el desarrollo sostenible y la ciudadanía a través de la mediación? El objetivo es que los jóvenes dediquen un año a reflexionar y formular una serie de propuestas para reorientar los programas de mediación cultural hacia una mayor conciencia ecológica y ciudadana.
El programa combina tres formatos. Sobre el terreno los jóvenes han participado en visitas y talleres para analizar las posibilidades y las limitaciones del Château en materia de mediación, incluyendo una visita a los aposentos reales, un taller artístico sobre cianotipia floral, un juicio ficticio en la sala del Congreso, etc. Por medio de videoconferencias, diversos expertos culturales tanto del Château como de otros museos nacionales (Musée du Quai Branly), departamentales (Musée breton de Quimper) y municipales (Musée Carnavalet) les han explicado en qué consistía su trabajo. Por último, los jóvenes se han reunido mensualmente para celebrar debates con el equipo del proyecto a fin de hacer balance de sus visitas y encuentros, plantear sus preguntas, reflexionar colectivamente y expresar sus propuestas.
Los formatos han estado guiados por tres pilares temáticos: mediación cultural, ecología y ciudadanía. Respecto a los equipos del Château, los jóvenes se reunieron también con el responsable de mediación cultural, con una comisaria de exposiciones, con la jefa del mantenimiento de las fuentes y con el responsable del plan de gestión sostenible. A la reflexión sobre el compromiso ciudadano contribuyó una reunión con ocho parlamentarios de la Comisión de Asuntos Culturales y Educación organizada en colaboración con la Asamblea Nacional[3], así como la presentación de diversos mecanismos participativos implementados por otras organizaciones culturales, como los Champs Libres de Rennes.
Los retos de la participación museística
El primer año del programa se diseñó como un experimento, el cual se fue ajustando sobre la marcha en función de los retos observados por el equipo del proyecto y por los propios jóvenes.
La disponibilidad de ambas partes parece ser un primer obstáculo. Cuando se organizan intercambios extracadémicos entre profesionales y estudiantes existe una incompatibilidad de agendas debido a que los profesionales no están disponibles por las tardes ni los fines de semana. Además, como no hay ninguna franja horaria adecuada para todos los jóvenes, cada actividad excluye, por defecto, a una parte del público, lo cual provoca insatisfacción. Parece que, dado que el programa quería ofrecer flexibilidad, habría sido mejor fijar unos horarios concretos desde el principio y condicionar así la solicitud de cada participante.
En cuanto al contenido, la programación inicial se fue adaptando sobre la marcha según los deseos expresados por los jóvenes. Por ejemplo, cuando las conversaciones con los equipos del Museo Carnavalet despertaron su curiosidad por los temas relacionados con la accesibilidad y la discapacidad, el equipo del proyecto organizó una reunión con el equipo de públicos especiales del Château para responder a sus preguntas.
Por último, los debates requerían una organización. No bastaba con ofrecer un espacio de debate para lograr la co-construcción. A la hora de organizar dicho debate, parecía que el moderador tenía que jugar a la vez un papel ausente y organizador. Ausente porque en cada reunión el moderador deja en manos de los propios jóvenes la elección de los temas a debatir, y está ahí sólo para responder a sus preguntas básicas. Y organizador porque, ante la timidez y la falta de confianza inicial de los jóvenes, parecía necesario guiarlos a través de tres fases claras: la elección de un tema, la identificación de problemas y la propuesta de ideas para abordarlos.
¿Y ahora qué?
Al final del año los jóvenes formularon una quincena de propuestas concretas que respondían a la pregunta planteada inicialmente. Dichas propuestas se presentarán al público los días 21 y 22 de junio de 2024 durante los encuentros organizados por el Château de Versailles sobre “Museos ciudadanos”[4].
Durante el verano de 2024 se realizará una encuesta cualitativa anónima entre los jóvenes para recabar su opinión crítica sobre el programa, una encuesta que contribuirá a los debates actuales sobre la segunda Asamblea de la Juventud y sobre la aplicación de las propuestas presentadas en la primera.
Notas
[1] Varios museos anglosajones han creado este tipo de grupos de 10 a 20 jóvenes, generalmente de entre 15 y 25 años, que participan durante un año en las actividades de mediación del museo. Por ejemplo, el Youth Collective del Museo Británico, el Youth Action Team del Museo Pitt Rivers y el Youth Council de la Galería Nacional de Australia.
[2] La mayoría de las regiones francesas han creado estos grupos de 70 a 130 jóvenes, generalmente de entre 15 y 29 años. Su mandato dura uno o dos años y su función es consultiva y de elaboración de propuestas. Por ejemplo, el Conseil régional des jeunes de la región del Gran Este, el Conseil régional de la jeunesse del Centro-Valle del Loira o el Parlement régional de la jeunesse en la región del Sur.
[3] La Asamblea Nacional es una de las dos cámaras del Parlamento francés. Junto con el Senado, forma el poder legislativo, cuya misión es elaborar leyes y controlar al Gobierno.
[4] Conferencia de dos días sobre el papel social de los museos, organizada por el Palacio de Versalles con la colaboración de los estudiantes del Instituto de Estudios Políticos (IEP) de Lille.