Joséphine Loock
Asesora del museo de la Biosphère - Espace pour la vie, de Montreal, Quebec (Canadá)
Los museos no tienen fronteras,
tienen una red
diciembre 23, 2024
Palabras clave: Biosphère, Montreal, transición ecológica, educación sobre el medioambiente, consulta pública, museología ciudadana.
¿Por qué esta consulta?
La programación de Biosphère se apoya en tres pilares (ciencia, arte y compromiso ciudadano) para sensibilizar al público sobre los problemas del medioambiente y animar a los visitantes a contribuir a la transición socioecológica. Con el fin de orientar su programación de los próximos años, y consciente de que el compromiso ciudadano es esencial para el éxito de la lucha contra el cambio climático, el museo se dirigió a su público y le invitó a “soñar la Biosphère”.
Métodos de consulta inclusivos
La exposición, de acceso universal y ecorresponsable, presentaba una escenografía sencilla y colorista y materiales reutilizados o reutilizables.
A los visitantes de la exposición se les plantearon las siguientes tres preguntas: “¿Qué le gustaría aprender en la Biosphère? ¿Qué temas menos estudiados en relación con el medioambiente le gustaría que se abordaran? ¿Sobre qué temas ya ha oído hablar suficiente?”. Para la primera pregunta se ofrecieron varias opciones de respuesta, mientras que las otras dos preguntas fueron abiertas con el fin de no influir en las respuestas. Una empresa de encuestas se encargó de recopilar todos los datos, de procesarlos y analizarlos.
El público podía responder a estas tres preguntas en la sala de exposiciones utilizando unas instalaciones analógicas y lúdicas (en las que podían dibujar, escribir o manipular objetos), o a través de un breve cuestionario disponible en una pantalla táctil. Más de 9 000 personas respondieron a la consulta, que fue especialmente bien recibida entre los jóvenes: más de la mitad de las respuestas correspondieron a menores de 16 años y casi una cuarta parte a personas de entre 16 y 34 años.
En una encuesta en internet se recogieron las opiniones de otras 800 personas más, de las cuales, tres cuartas partes no habían visitado nunca el museo. Estos encuestados procedían principalmente de Quebec (96 %), y un tercio de ellos se identificaban como pertenecientes a una comunidad étnica, religiosa o indígena, o a un grupo de diversidad de género, sexual o funcional (31 %). Una pregunta sobre conocimientos puso de manifiesto que la mayoría de las personas encuestadas contaban con los conocimientos y las herramientas necesarios para contribuir a la transición socioecológica. En el resto del texto nos referiremos a ellos como el público “informado”.
Un público deseoso de aprender
A partir de las respuestas hemos podido concluir que a todos los encuestados, independientemente de su edad, les gustaría informarse sobre la alimentación, el agua, el cambio climático, la sobreexplotación de los recursos y los fenómenos meteorológicos extremos. El consumo responsable y la ordenación del territorio también son temas de interés para todos.
Además de estos temas, los adultos jóvenes, de entre 18 y 34 años, y el público “informado” manifestaron que querían saber más sobre las desigualdades y las discriminaciones ante el cambio climático. Los adultos de 35 a 64 años y el público “informado” querían saber más sobre el impacto del medioambiente en la salud. El grupo de 6 a 15 años, cuya vida social se ha visto trastocada en los últimos años por la pandemia, fue el único que expresó su deseo de estar informado sobre los nuevos virus.
En conclusión, algunos temas generales son unificadores, pero los temas más especializados suscitan el interés de públicos específicos.
Preocupaciones públicas y temas olvidados
Se preguntó a los encuestados por sus preocupaciones y por las cuestiones que, en su opinión, no se abordarían en la esfera pública. A partir de los resultados se identificaron tres temas: protección del medioambiente, las injusticias y desigualdades sociales, y las acciones colectivas.
Los mensajes dejados por el público están llenos de emoción y claman desde el corazón por una mejor conservación de la naturaleza y de la biodiversidad.
El ecorracismo, el ecofeminismo, e incluso la justicia climática, suelen quedar al margen de los debates públicos, como dijo una persona: “¡Son los más pobres los que tienen que hacer el esfuerzo, cuando son los más ricos […] los que más consumen!”.
El público “informado” subrayó la importancia de sensibilizar sobre las acciones colectivas. A una de las personas encuestadas le gustaría que el museo presentara “todo aquello que ofrezca soluciones concretas a personas de todas las edades para que [esas personas] reclamen el poder de cambiar las cosas tanto individualmente, como colectivamente, a través de la movilización”.
Por último, los visitantes más jóvenes por un lado y los de más edad por otro hicieron hincapié en temas concretos y diferentes. Los menores de 16 años expresaron un deseo abrumador por que los animales fueran las estrellas de las exposiciones. Para los mayores de 65 años había dos temas que merecían protagonismo: los conocimientos de los pueblos indígenas en relación con el medioambiente y el impacto de los problemas medioambientales en la salud humana.
¿Cuáles son las expectativas del público y los temas de los que ya no quiere hablar?
1. El cambio climático, un tema manido
Los encuestados dicen estar cansados de oír hablar demasiado del cambio climático, a pesar de ser uno de los temas que despiertan mayor interés según las respuestas a la primera pregunta. Nuestra hipótesis es que algunas palabras se han utilizado tanto, que ya provocan cansancio. Del mismo modo, el tema del transporte (coche compartido, bicicleta, coche eléctrico, etc.) es el segundo tema más molesto para los visitantes de Biosphère, y más aún para las personas mayores de 50 años.
2. Cansados del discurso alarmista
El público “informado” expresó su hastío ante el discurso alarmista que tanto han difundido los medios de comunicación, y que pone el foco en los problemas. En nuestra opinión, esto confirma la hipótesis de que es necesario abordar determinados temas desde nuevos enfoques, proponiendo soluciones y evitando el catastrofismo.
3. Evitar la culpabilización
Mostrar las acciones individuales para proteger el medioambiente ocupa el tercer lugar en la lista de los temas que más cansan a los encuestados. Para las personas “informadas” y de más edad, el tema de las pajitas de plástico y la clasificación de residuos ocupan demasiado espacio en el discurso público en comparación con las acciones de los gobiernos o las industrias, que tienen más peso a escala mundial. Parece más movilizador destacar acciones a las que podemos contribuir colectivamente, en lugar de centrarse en gestos individuales.
4. Hablar del medioambiente de otra manera
Estos resultados han convencido a la Biosphère de la necesidad de abordar el medioambiente sin culpabilizar, sembrando esperanza, para que el público pueda imaginar futuros positivos y crear un movimiento colectivo hacia un futuro justo y ecológico. En consecuencia, el museo presenta contenidos artísticos y científicos divulgativos y centrados en las soluciones. Se abordan con un enfoque amable temas difíciles que a menudo se olvidan, como los desplazados por el cambio climático, la desaparición de especies animales o la ciencia de las emociones vinculadas al cambio climático.
En conclusión, la participación de 10 000 personas fue una sorpresa, pero este éxito da a la Biosphère la confianza suficiente para basarse en los resultados a la hora de ofrecer contenidos que atraigan y encajen con su público. Este entusiasmo atestigua también el compromiso del público con la protección del medioambiente y su interés por implicarse activamente en las instituciones museísticas.
Como fuentes fiables de información, los museos tienen un importante papel que desempeñar a la hora de inspirar, escuchar y buscar el diálogo social en torno a los problemas y las soluciones relacionadas con el medioambiente.
[1] Los museos de Espace pour la vie, en Montreal, ayudan a los seres humanos a vivir en armonía con la naturaleza. El Biodôme, la Biosphère, el Insectarium, el Jardin botanique y el Planétarium forman el complejo de ciencias de la naturaleza más importante de Canadá. Cada año reciben a más de 2,4 millones de visitantes.