Conservadora y coordinadora de educación del Museo Fashion for Good ; Coordinadora de colecciones del Museo Fashion for Good ; Investigadora de doctorado en el London College of Fashion (UAL) y coordinadora de recaudación de fondos y desarrollo en el Museo Fashion for Good
El Museo Fashion for Good (Ámsterdam) para la moda sostenible
Introducción
La creación de las colecciones de los museos plantea actualmente multitud de cuestiones relacionadas con la sostenibilidad. Se requieren grandes recursos, mucho tiempo y espacio para conservar en buen estado las prendas de las colecciones de moda. Este tipo de colecciones suele centrarse en el aspecto artesanal y en la representación sociohistórica, y no tanto en cuestionar otro tipo de repercusiones más generalizadas de la moda y la ropa en el medio ambiente. El Museo Fashion for Good (2017-2024) de Ámsterdam adoptó este último enfoque. Para ello prestó especial atención a las innovaciones y al impacto de la industria de la moda en las personas y en el planeta. Al considerar la sostenibilidad como principio rector de sus operaciones y por ser una institución joven, el museo estaba en una posición única para reconsiderar lo que significa coleccionar moda con un enfoque democrático de la propiedad y compartiendo la responsabilidad entre múltiples partes interesadas. Este artículo analiza las prácticas de colección del museo y reflexiona sobre posibles métodos que podrían contribuir a un enfoque más eficiente, igualitario y medioambientalmente sostenible de la gestión de las colecciones de moda.
Colección del Museo Fashion for Good
En los últimos cinco años el Museo Fashion for Good ha pasado de ser una “experiencia”[1] a convertirse en el primer museo de moda sostenible del mundo hasta la fecha. Su objetivo era ser para el público un punto de entrada a la industria de la moda, una industria que evoluciona a gran velocidad, pero también una plataforma dinámica que amplificara esas voces innovadoras contemporáneas que tienen una perspectiva histórica y científica. En esencia, el Museo Fashion for Good funcionaba de forma colaborativa, actuaba como un espacio híbrido para exposiciones y para programas públicos y educativos. Esta programación fomentaba la reflexión crítica en torno al discurso sociocultural contemporáneo de la moda en contextos tanto locales como internacionales. El Museo Fashion for Good se posicionó como un espacio en el que entrar en contacto con los últimos avances tecnológicos en el campo de la sostenibilidad de la moda y la innovación textil.
Este enfoque se reflejaba en la política de colecciones del museo. El museo contaba con dos colecciones: la colección Learning, y la colección Unique Objects. El objetivo principal de ambas colecciones era documentar el desarrollo de la innovación sostenible en la industria de la moda y preservar estas nuevas técnicas prestando especial atención a los materiales, las tecnologías y los ejemplos de mejores prácticas.
La colección Learning se centraba en la innovación de materiales e incluía muestras y ejemplos procedentes principalmente de la Plataforma de innovación del museo[2], el 90 % de los objetos de la colección han sido donados al museo por nuestra comunidad de innovadores.[3] La colección Unique Objects estaba formada por ejemplos de moda sostenible e innovadora que eran únicos y/o se habían encargado para un fin específico. Estos objetos eran el resultado de colaboraciones entre artistas o diseñadores e innovadores.
Estrategia y discurso de la colección de Fashion for Good
Funcionar como un museo joven supuso varios retos, pero también ofreció muchas oportunidades para volver a imaginar lo que hoy en día significa coleccionar. Dar prioridad a la sostenibilidad por encima de todo en la misión y la visión del museo nos permitió plantearnos las colecciones desde una perspectiva medioambiental. La estrategia de la colección abordó las preocupaciones en torno a la acumulación de objetos y adoptó un enfoque colaborativo y democrático que denominamos “colección conjunta” (co-collecting). El concepto de “colección conjunta” considera las múltiples partes implicadas en la creación de muestras innovadoras. El museo, que actúa como facilitador para la creación de ejemplos de buenas prácticas, sólo es un propietario parcial de cada objeto de la colección. La “colección conjunta” consiste una estructura horizontal que permite a los copropietarios opinar sobre lo que ocurre con un objeto y sobre cómo exponerlo.
Cada objeto de la colección Learning del museo tenía dos propietarios: el museo (como expositor) y el innovador (como creador). El público podía tocar y manipular los objetos de esta colección. Para esta colección optamos por actualizar constantemente las muestras[4], en consonancia con el desarrollo de nuevas tecnologías, pero conservamos un registro digital de todos los objetos. El museo actualizaba la colección a medida que avanzaban las innovaciones, lo que nos permitía mostrar solo los artefactos y objetos más recientes y relevantes. Sin embargo, los detalles de cada versión de cada objeto eran registrados y guardados en el archivo digital y en la base de datos del museo. De este modo, el archivo digital funcionaba como un registro activo y transparente de la evolución en tiempo real de la innovación textil para poder compartirse con el público con fines educativos. La metodología de la colección conjunta se basó en una toma de decisiones colectiva con las partes implicadas. El museo organizó una sesión de reflexión con los innovadores cuyo objetivo era determinar la relevancia de un artefacto físico. Esto desafiaba los métodos tradicionales de creación de colecciones[5], pues se invitaba a accionistas externos a participar en la fase de decisión de la creación de la colección.
La colección Unique Objects adoptó un enfoque ligeramente distinto. El museo mediaba en las colaboraciones entre artistas e innovadores y mantenía un tercio de la propiedad de los objetos creados, unos objetos que se revisaban periódicamente (cada 3 – 5 años). Los otros dos tercios pertenecían al diseñador y al innovador que elaboraban el objeto y proporcionaban los materiales. Las decisiones sobre si los objetos debían permanecer físicamente en las instalaciones del museo se tomaban tras debatirlo con las partes implicadas, democratizando así el proceso a la hora de determinar los protocolos sobre el estado y la conservación del objeto para su uso y exposición. Como propietario de un tercio, el museo renunciaba a un control parcial del uso y el mantenimiento del objeto. Lo que distinguía nuestro enfoque de otros archivos o coleccionistas de moda privados era la priorización del valor educativo del objeto frente a su valor comercial o histórico.
Conclusión
Debido a un cambio en la estrategia de organización del Museo Fashion for Good[6], el museo cerró sus puertas físicas el 5 de junio de 2024 y no pudo analizar todo el potencial de su estrategia aplicada a la creación de colecciones, pero la organización sigue existiendo. Por lo tanto, pretendemos que este artículo ofrezca ideas y sugiera posibilidades alternativas para las prácticas relacionadas con la creación de colecciones, especialmente en los nuevos museos. Queda mucho por debatir e investigar en este ámbito. Las complejidades de la sostenibilidad, en concreto, plantean interrogantes sobre las prácticas de colección acumulativa. El Museo Fashion for Good adoptó estas complejidades como punto de partida para la misión y el propósito de la colección, ofreciendo un ejemplo de cómo el archivo digital puede desempeñar un papel en la preservación de la historia material en tiempo real.
[1] Fashion for Good se concibió originalmente como una “experiencia”, es decir, un espacio interactivo y educativo, y no como un museo tradicional. En 2021 se convirtió oficialmente en el Museo Fashion for Good.
[3] “Innovador” describe a empresas start-up apoyadas por la Plataforma de innovación Fashion for Good para el desarrollo de nuevas tecnologías con el fin de crear una industria de la moda más sostenible en toda la cadena de producción. Puede tratarse de la producción de tejidos, de las prácticas de teñido, de la tecnología, etc.
[4] Los ejemplos consisten en muestras de tejidos de biomateriales, alternativas de final de uso y ejemplos de tintes alternativos, así como envases biodegradables y tecnología aplicada a toda la cadena de producción de la moda.
[5] Nos referimos a la idea generalizada de que la mayoría de los museos adquieren objetos de manera individual, aunque somos conscientes de que, en ocasiones, los museos reúnen fondos colectivamente para adquirir objetos de un valor demasiado elevado. En nuestro caso, hemos ampliado esta copropiedad para incluir a los propios creadores. Esto democratiza aún más el proceso de toma de decisiones al compartir el poder y la responsabilidad de lo que ocurre con los objetos y de cómo se exponen.