Bruno Brulon Soares ; Bernarda Delgado Elías ; Rachelle Kalee
Presidente de SOMUS ; Vicepresidente de SOMUS ; Coordinadora de Museos y Sociedad en la Secretaría General del ICOM
Los museos no tienen fronteras,
tienen una red
diciembre 22, 2025
Este artículo presenta el trabajo de los expertos del ICOM que participaron en los debates que tuvieron lugar durante las reuniones del Grupo de Trabajo sobre Cultura del G20 en torno a la prioridad 2: “Integrar las políticas culturales con las estrategias socioeconómicas para garantizar un desarrollo holístico e inclusivo”.
A principios de este año se invitó a miembros del Comité Internacional de Museología Social (SOMUS) a aportar su experiencia sobre el papel de los museos en la defensa de la justicia social, la igualdad y los derechos humanos. Durante la preparación de la reunión del Grupo de Trabajo de Cultura del G20, que debatió sobre esta prioridad, quedó claro que el ICOM, como organización líder mundial para museos y sus profesionales, tiene la responsabilidad de guiar al sector cultural hacia un futuro inclusivo, basado en los derechos y equitativo. En colaboración con la Secretaría del ICOM, en particular con la coordinadora de Museos y Sociedad Rachelle Kalee, hemos debatido acerca del papel de la organización en la creación de instrumentos normativos que permitan a los museos, sus profesionales y las comunidades con las que trabajan actuar en favor de la diversidad cultural, la equidad y la protección y promoción de los derechos humanos: prioridades fundamentales para lograr la sostenibilidad a todos los niveles.
Otorgar a las instituciones culturales un papel en el fomento de la inclusión, la justicia social y el crecimiento económico sostenible no es nuevo para la mayoría de los profesionales del sector. Miembros del ICOM expresaron su opinión sobre la necesidad de que los museos adopten una postura más proactiva respecto a estas prioridades, reconocidas como valores sociales fundamentales durante el proceso colectivo de desarrollo de la nueva definición de museo del ICOM, adoptada en 2022. Esta nueva definición destaca el compromiso de los museos con el fomento de la sostenibilidad y la diversidad, pero también subraya su carácter inclusivo y la importancia de la participación de las comunidades en sus funciones operativas clave. Algunas de estas ideas, reconocidas en el museo actual y alineadas con los principios propuestos por la Museología Social a nivel mundial, fundamentaron nuestras aportaciones al debate sobre políticas culturales y sobre cómo los museos pueden actuar para lograr un enfoque más holístico de los derechos humanos y la equidad.
Ampliar el papel social del museo
La idea de que los museos sirven a la sociedad —una propuesta con este literal desde la Mesa Redonda de Santiago de Chile de 1972— también implica que contribuyen significativamente a la sostenibilidad financiera, ambiental y social de las comunidades que la conforman. Aunque infravalorado en muchas estrategias nacionales, el sector cultural ha demostrado tener un potencial económico sustancial. En una perspectiva macro, los museos generan empleo, apoyan a las industrias creativas e impulsan el turismo, contribuyendo así al crecimiento del PIB. En un análisis más profundo, los museos apoyan a las comunidades ofreciendo servicios básicos e infraestructura para que sus experiencias vitales y expresiones culturales prosperen. La inversión estratégica en infraestructura museística e innovación digital puede mejorar la participación cultural, garantizando al mismo tiempo una distribución equitativa de los beneficios económicos. Las actividades y programas de los museos pueden funcionar como catalizadores para sostener la acción colectiva y facilitar, así, la participación en la esfera pública. Fomentar las alianzas público-privadas es esencial para fortalecer las economías de los museos y hacerlas más resilientes, especialmente ante las crisis globales.
Los museos han sido reconocidos como agentes de cuidado comunitario. Como presenciamos recientemente con el inicio de la pandemia de COVID-19, muchas instituciones ejercieron su rol social, reorientando su enfoque hacia lo esencial para el mantenimiento de la vida en circunstancias extremas. En el contexto de las crisis globales, somos testigos de las respuestas gubernamentales desiguales y selectivas a las necesidades sociales, basadas en claros criterios racistas, generistas y clasistas[1]. La urgencia de la atención, antes como en tiempos más recientes, plantea la cuestión del valor social de las personas, un debate especialmente relevante en el caso de las personas racializadas, las mujeres, las personas con discapacidad, las personas en situación de pobreza, las personas migrantes, las personas transgénero y/o las personas queer[2]; es decir, quienes se ven más profundamente afectados por estas crisis. Actualmente, los museos están reorientando cada vez más sus prioridades atender las necesidades de las comunidades más vulnerables que los rodean. Este cambio está configurando significativamente nuevas formas de conocimiento social: aquellas que pueden definir a los profesionales de los museos como trabajadores sociales[3] y la vocación museística como vital para la sostenibilidad de la sociedad.
Poner en práctica las políticas culturales
A través de sus instrumentos normativos —incluida la definición de museo, el Código de Ética para Museos, así como sus recomendaciones y directrices—, el ICOM proporciona el marco para políticas culturales que no solo protegen y promueven la diversidad cultural, sino que también garantizan que la cultura sea un motor clave del cambio social y económico. En diferentes países las políticas culturales han afectado la práctica museística de diversas maneras y con distintos niveles de impacto social. Por ejemplo, los países latinoamericanos han incorporado conocimientos y conceptos indígenas en la legislación (como en Ecuador), y las reivindicaciones de las comunidades han dado forma a las políticas y prioridades museísticas (como en Brasil). En algunos casos, los museos fueron reconocidos como instrumentos sociales fundamentales para la inclusión y la equidad. Como lo demuestra la experiencia de los museólogos sociales, la transformación en la práctica es más efectiva cuando los cambios se implementan con las personas, en lugar de para ellas.
Los museos generan conocimiento y nuevas interpretaciones del patrimonio, a veces con la participación de diversas comunidades. Para que la colaboración entre museos y comunidades prospere, es esencial establecer un marco y condiciones laborales sostenibles, así como poder escuchar múltiples voces y perspectivas contrastantes. Partiendo de esta comprensión de cómo los museos contemporáneos buscan operar y responder a los cambios de políticas, la diversidad y la inclusión no son solo valores que defienden, sino prácticas fundamentales para el funcionamiento de las instituciones y para democratizar el acceso a los museos y la creación de museos en todo el sector.
Conclusiones
En declaraciones recientes de nuestro Comité de Museología Social[4], el derecho a la memoria y el derecho a crear museos se consideran derechos fundamentales para todo grupo social. Los museos apoyan a las comunidades y promueven el respeto de los derechos humanos, por lo que son instrumentos esenciales que cualquier grupo o individuo que reclame un lugar en la historia y una visión del patrimonio puede hacer suyos. Nuestra contribución al Grupo de Trabajo de Cultura del G20 enfatizó que la museología social puede percibirse como una forma de alfabetización museística cuyo objetivo es hacer que las políticas culturales y los derechos culturales estén disponibles y sean accesibles para todos y todas.
[1] Tal y como se contempla en Brulon Soares, B. (2025). Embracing “Community”: The Museum Profession at a Social Museology Turn. Cadernos De Sociomuseologia, 70(26), 9-20. https://doi.org/10.36572/csm.v70i26.10652
[2] Gausden, C., Lloyd, K., Raha, N., & Spencer, C. (2023). Curating Forms of Care in Art and Activism. A Roundtable on Life Support. In E. Krasny, & P. Lara (Eds.), Curating with Care (pp. 153-168). London and New York: Routledge. p. 162.
[3] Como sugiere Rússio, en Rússio, W. (2010). Alguns aspectos do patrimônio cultural: o patrimônio industrial. En: M. C. O. Bruno (org.). Waldisa Rússio Camargo Guarnieri: textos e contextos de uma trajetória profissional, vol. 1 (p. 147-159). São Paulo: Pinacoteca do Estado.
[4] Véase, por ejemplo, SOMUS, Declaración de Lisboa, de febrero de 2025, en https://somus.mini.icom.museum/final-declaration-somus-lisboa-2025-es-pt-fr/.