Kate Keohane
candidata a doctora en Historia de Arte por la Universidad de St Andrews
Los museos no tienen fronteras,
tienen una red
marzo 13, 2020
La palabra comunidad no significa lo mismo para todo el mundo. Inicialmente parece algo muy positivo, pues hace referencia a un grupo de vecinos felices. Sin embargo, rápidamente nos dimos cuenta de los matices del término. De hecho, tal y como han dilucidado varios museólogos en el pasado, las comunidades no tienen por qué compartir una ubicación. Tampoco es necesario que compartan toda una serie de opiniones. Por el contrario, el concepto de comunidad, según demuestran los trabajos académicos y prácticos realizados por el proyecto EU-LAC Museums, parece apoyarse en el desarrollo de estrategias para el intercambio de diferencias.
En los próximos meses el proyecto EU-LAC Museums lanzará una serie de publicaciones en blogs sobre lo que hemos aprendido en relación con el concepto de comunidad a través de los siguientes temas: Empoderamiento juvenil, Tecnología y Retos ecológicos.
Con socios de España, Portugal, Escocia, el Caribe, Costa Rica, Perú, Chile y Francia, era importante dejar primero claro cuáles eran nuestras prioridades colectivas. Nuestras primeras conversaciones se centraban en las definiciones y limitaciones de cada una de nuestras regiones. Sabíamos que, para mejorar la colaboración birregional, tenía que haber un cambio tanto en estudios museológicos como en las políticas culturales, pero era difícil alcanzar un acuerdo sobre cómo podría ser llegar a ser este nuevo modelo. Nuestros problemas se complicaron debido a las dificultades relacionadas con la traducción. No solo por cuestiones de idioma, sino también desde el punto de vista político e institucional. Dado que los socios del proyecto trabajan dentro de los límites de una serie de disciplinas en museos, universidades, colegios y museos de base comunitaria nacionales, las cuestiones de escala y el uso de los mejores métodos para la divulgación y el debate eran algo crucial para el éxito de dicho proyecto. Pronto quedó claro que, para trabajar de manera fructífera y como una comunidad transnacional, primero teníamos que observar la situación desde fuera para detectar aquello que compartíamos: un deseo de lograr la inclusión y la igualdad y de desarrollar iniciativas para la supervivencia en los lugares en los que vivimos. Más adelante y a través de una comunicación abierta, el punto de vista cambió y pasamos a organizar debates sobre todo aquello que se puede aprender a partir de los ecomuseos, de los museos comunitarios y de otras variaciones de los museos locales de distintos lugares del mundo.
Los datos recopilados sobre el patrimonio material e inmaterial eran significativos, pero representaban un único aspecto del impacto del proyecto. En línea con los debates que se están celebrando en el seno del ICOM, se cuestionaron las funciones de los propios museos, no solo como espacios para la conservación de los objetos, sino también como entornos para intercambiar inquietudes e informar sobre resultados de proyectos. Como ya informó Karen Weil (Universidad Austral de Chile): “No estamos hablando de lugares, edificios o infraestructuras, estamos hablando sobre la gente de hoy, de ayer y del futuro”. Para que esto sea posible, si las instituciones culturales quieren responder a los cambios y transformaciones culturales, necesitan escuchar y realizar acciones positivas. Con esta forma de creación conjunta, la divulgación (tanto remota y digital como presente y física) resulta crucial. Al actuar como un consorcio hemos creado nuestra propia comunidad, que tiene unos valores compartidos, y al hacerlo, hemos desarrollado unos modelos alternativos para trabajar de manera colectiva que resuenan en la práctica museística [tal y como ejemplifica la nueva Resolución del ICOM sobre Museos, Comunidades, Sostenibilidad (https://icom.museum/en/news/resolutions-adopted-by-icoms-34th-general-assembly/)].
Uno de los mejores ejemplos de esto, algo que ocurrió en el transcurso del proyecto, fue la invitación a informar sobre nuestros resultados en una Mesa Redonda sobre Políticas organizada por la UE en Bruselas. Nos reunimos en una sala para redactar conjuntamente un documento en el que explicábamos nuestras conclusiones, y el procedimiento de debate sobre terminología y sobre las prioridades en tiempo real dentro de un espacio compartido aportó más cohesión a nuestro planteamiento. A medida que nos acercamos al final del periodo de cuatro años, debatimos sobre sostenibilidad y sobre la mejor forma de avanzar a partir de lo que hemos aprendido. Quizás nuestro principal descubrimiento ha sido que el concepto de comunidad es un proceso: no es un resultado final. Superar dificultades y probar formas alternativas de comunicación es lo que nos sitúa, tanto en términos locales como mundiales, en el centro de los museos.
Kate Keohane es candidata a doctora en Historia de Arte por la Universidad de St Andrews. Su tesis, financiada por una beca Horizonte 2020 de la UE y titulada “Some Otherwhere: Édouard Glissant and the Caribbean Landscape in Contemporary Art” (En algún otro lugar: Édouard Glissant y el paisaje caribeño en el arte contemporáneo), analiza los usos de la escritura teórica de Glissant y sus ideas en los ámbitos del análisis del arte y de la práctica de las exposiciones. Los intereses de su investigación se centran en las diferentes formas de representar la relación entre identidad personal, lugar y cultura visual.