ANNE-LISE CARON
Licenciada en mediación cultural, guía-conferenciante en Rennes (Francia)
Los museos no tienen fronteras,
tienen una red
abril 30, 2024
Palabras clave: mediación cultural, adaptación a las limitaciones, patrimonio local, creación de vínculos.
Introducción
En Francia los museos se han desarrollado rápidamente en lugares con historia, y el equilibrio entre la presentación de las colecciones y la del propio monumento ha supuesto siempre un reto importante para los mediadores culturales. Este artículo analiza varias propuestas de proyectos de mediación cultural adaptados a la Ciudadela de Port-Louis, donde se encuentra el Museo Nacional de la Marina.
Historia y mediación cultural en la Ciudadela de Port-Louis
La Ciudadela de Port-Louis es parte integrante de la historia militar de la región de Morbihan y durante siglos ha contribuido enormemente al desarrollo de la rada de Lorient. Ha conocido numerosos propietarios y su interior ha experimentado diversas transformaciones y remodelaciones. A lo largo de sus 400 años de historia han pasado por ella los españoles, la Compañía Francesa de las Indias Orientales, los soldados de la Marina francesa y también alemanes, sin olvidar a los operadores del semáforo marítimo del puesto de vigía.
En la actualidad, la Ciudadela de Port-Louis es un espacio museístico clasificado como monumento histórico y forma parte de la red del Museo Nacional de la Marina. El equipo de mediación cultural, respaldado por todo el personal del museo, se encarga de destacar el valor de las dos exposiciones permanentes (sobre salvamento marítimo y sobre arqueología subacuática), así como de toda la ciudadela. En la ciudadela se puede realizar una visita guiada por las murallas y los museos (con o sin audioguías) y los jóvenes pueden participar en talleres de mediación cultural. El museo también aprovecha los acontecimientos nacionales (Jornadas Europeas del Patrimonio, Noche de los Museos y Festival del Litoral) para ofrecer otras actividades más puntuales, algunas de las cuales se realizan a veces fuera del museo.
A la hora de elaborar actividades de mediación cultural, hay que tener en cuenta los recursos humanos y financieros disponibles. En Port-Louis contamos con un pequeño equipo polivalente y un presupuesto limitado. En paralelo a estas actividades podemos seguir investigando en los archivos, trabajar en el tratamiento de la memoria, renovar la comunicación externa e, incluso, fomentar el arraigo territorial de la ciudadela. En este artículo presentaré tres proyectos de mediación cultural destinados a ayudar a los visitantes a establecer un vínculo más natural entre lo que ven en el museo y el lugar histórico que les rodea.
“Le secret du Vice-Amiral Pâris” (El secreto del vicealmirante Pâris), una forma divertida de descubrir el lugar y el museo a través de un taller para niños de 6 a 9 años.
El taller que he elaborado, previsto para otoño de 2023, se basa en la vida de un soldado de la Marina durante su estancia en la ciudadela en el siglo XIX. El objetivo es ayudar a los niños a establecer un vínculo de manera natural entre los objetos de la colección utilizados o concebidos por y para los marineros y el lugar histórico en el que se encuentran dichos objetos. Este periodo es el menos investigado del lugar, lo que nos da cierto margen para crear un hilo conductor, pero también nos ha llevado a buscar y utilizar otros datos, concretamente información sobre la vida del almirante Pâris, fundador del Museo de la Marina, para enriquecer el contenido del taller.
Este taller comienza frente al busto del almirante, en el museo. A partir de ahí empieza una búsqueda del tesoro con acertijos y retos que los participantes deben superar. Los cuatro retos que componen el taller se basan en las observaciones de los niños sobre los croquis de los viajes, las condiciones necesarias para utilizar la campana de niebla, la imaginación de los marineros del siglo XIX y el Código Internacional de Señales Marítimas de 1857. Cada uno de los puntos de la ciudadela elegidos para el reto se describen mediante un enigma, lo que permite al mediador cultural introducir elementos relacionados con el contexto histórico de los lugares a los que se dirigen los niños.
Los Jardines del Rey, una iniciativa del equipo con infinitas posibilidades
El proyecto de los jardines del Rey, que es un huerto, se basa en el descubrimiento de un plano del siglo XVIII que muestra una ciudadela en la que había vegetación. En aquella época cada zona de la fortaleza estaba diseñada para poder autoabastecerse de alimentos en caso de asedio. Nuestra idea, que consiste en replantar huertos, está aún en fase experimental (ver fig. 4). El objetivo de esta futura mediación cultural es poder presentar las hortalizas y hierbas medicinales de la época, hablar del patrimonio culinario de la región y de la alimentación de los soldados que vivían en la ciudadela en el siglo XVIII. El vínculo con el espacio museístico se lograría a través de una recreación imaginaria de un día en la vida de un soldado del siglo XVIII destinado en la ciudadela. Por la mañana salía de su dormitorio (el museo) para ocuparse de los animales (en un bastión) y de los huertos (frente a las oficinas), y después iba a buscar agua a las cisternas (bajo el Patio de Armas) para sus compañeros de barracón y a buscar pan a los hornos de pan (situados en las murallas orientales) para desayunar. Mostrar cómo se mantenían los huertos en aquella época también significa mostrar las herramientas y prácticas utilizadas, y posiblemente incorporarlas a las colecciones del museo. De este proyecto podrían surgir muchas otras ideas.
La exposición temporal Immersion (Inmersión) (mayo 2023 – enero 2024), una forma de destacar el valor del edificio
Para la exposición temporal Immersion (Inmersión), los alumnos de la École européenne supérieure d’art de Bretagne se inspiraron en las colecciones del museo para crear una escenografía en la cual ocultaron algunas obras del museo. El folleto de la exposición que se entregaba a los visitantes proponía una especie de búsqueda del tesoro con pistas para buscar esas obras por todo el museo. Las fotos sólo mostraban parte de la escenografía, de modo que los visitantes tenían que observar su entorno con mucha atención. Las obras estaban en las paredes, en las vitrinas, pero también en el suelo y en el techo. Los visitantes salían así de su recorrido habitual y del entorno del museo para observar la sala, las vigas, las paredes y el suelo agrietado. Todo ello les permitía establecer un contacto con este enclave histórico al cobrar el edificio una sensación de realidad.
Conclusión
Nuestro papel de mediadores culturales consiste en idear y desarrollar proyectos que enriquezcan la experiencia de los visitantes y que les ayuden a comprender el lugar y sus colecciones. Todavía se pueden idear muchas formas posibles de mediación cultural para poner de relieve el valor del patrimonio histórico de la ciudadela. Podríamos exponer objetos encontrados durante las excavaciones o durante las obras de restauración, crear más colaboraciones con artistas locales para trabajar el grabado en piedra (en particular la piedra franca[1]), recrear ciertos espacios cotidianos con mobiliario de la época para hacer más visual la visita, proyectar en la pared reconstrucciones del interior del polvorín o colgar fotos de la época en las paredes del museo para mostrar los diferentes usos que se daban a las salas abiertas al público. Port-Louis, con su rica historia, ofrece un marco ideal para desarrollar todas estas ideas, algunas de las cuales ya se están estudiando.
Nota: Este artículo es una adaptación de una parte de mi tesis del Máster 2 “Médiation du Patrimoine, de l’Histoire et des Territoires” [Mediación del patrimonio, de la historia y de los territorios] (2022-2023) de la Universidad Rennes 2. Título de la tesis: “Entre Musée et site historique, une médiation insolite à toute épreuve. La spécificité du Musée national de la Marine de Port-Louis sur le territoire français” [Entre museo y lugar histórico, una mediación insólita a prueba de fallos. La especificidad del Museo Nacional de la Marina de Port-Louis en territorio francés].
[1] Se han recuperado muchos de los nombres de los soldados destinados en la ciudadela en aquella época grabados en diversos lugares: en el polvorín, en el interior de las atalayas y bajo el Arsenal. Algunos de los grabados tienen casi doscientos años. Esto podría abrir la puerta a una reflexión más amplia para el mediador cultural sobre la necesidad que tiene el hombre de pasar a la historia, así como a una colaboración muy oportuna con los artesanos/artistas locales.