El domingo 19 de octubre, el Museo del Louvre fue víctima de un importante robo: joyas de la época napoleónica fueron sustraídas durante un robo que tuvo lugar a plena luz del día. La Fiscalía de París (Francia) ha anunciado la apertura de una investigación.
Lamentablemente, el Louvre no es la única institución cultural que ha sido objetivo de los ladrones. En los últimos meses se ha producido un aumento de los robos y atracos, especialmente de objetos de metales preciosos pertenecientes a instituciones culturales y religiosas. Este aumento significativo ha revivido el debate sobre la seguridad en estas instituciones, y en los museos en particular.
Garantizar la seguridad de los museos: un reto importante y una responsabilidad colectiva
Es necesario recordar que garantizar la seguridad de los objetos es un reto importante para los museos, que tienen la obligación de proteger las colecciones y transmitirlas a las generaciones futuras. A este respecto, cabe señalar que el término «seguridad» aparece once veces en la versión actual del Código de Ética del ICOM. El artículo 1.7, dedicado a los requisitos de seguridad, estipula que «el órgano rector debe garantizar la seguridad adecuada para proteger las colecciones contra robos o daños en las salas de exposición, las exposiciones, las zonas de trabajo o almacenamiento, y durante el transporte».
En este caso, las autoridades competentes responsables de la gestión de los museos deben proporcionar recursos suficientes para garantizar esta seguridad, y la dirección de los museos debe aplicarla, por lo tanto, la responsabilidad es colectiva. Por ello, el ICOM apoyó una referencia específica en la Declaración de Salvador de Bahía (G20 Cultura, 2024, Brasil, art. 30) que reitera la importancia de que los Estados «sigan empoderando a estas instituciones [culturales] con miras a garantizar su papel activo en la protección del patrimonio cultural» (véase el texto completo de la declaración).
Unas soluciones existen
El ICOM también proporciona apoyo operativo a los museos de todo el mundo para garantizar el cumplimiento de los requisitos del Código de Ética. La fuerza operativa del ICOM es y sigue siendo su red. En materia de seguridad, el comité internacional ICOM Seguridad pone su experiencia técnica y práctica al servicio de los profesionales de los museos. El objetivo de este comité de expertos es «proporcionar educación, formación y asistencia, y proteger a las personas y los bienes culturales contra el robo, el vandalismo, los incendios y la destrucción». El comité está compuesto por «grupos de trabajo sobre seguridad física, seguridad técnica, seguridad contra incendios, preparación para desastres, formación, publicaciones y normas». Los miembros de ICOM Seguridad también siguen de cerca la evolución internacional en materia de seguridad de los museos y participan en análisis y operaciones de desarrollo de capacidades destinadas a mejorar los conocimientos y las herramientas para abordar estas cuestiones.
La importancia de una fuerza policial especializada
La protección del patrimonio cultural no solo concierne a los museos. Muchos otros sectores tienen un papel específico que desempeñar, entre ellos las fuerzas policiales especializadas. Francia es uno de los países que ha comprendido la importancia de contar con una fuerza policial dedicada a la lucha contra el tráfico ilícito de bienes culturales, aplicando así el artículo 5 de la Convención sobre las medidas que deben adoptarse para prohibir e impedir la importación, la exportación y la transferencia de propiedad ilícitas de bienes culturales (UNESCO, 1970). El trabajo de los investigadores de la Oficina Central de Lucha contra el Tráfico de Bienes Culturales (OCBC, por sus siglas en francés) se centra específicamente en este tipo de tráfico, lo que representa un verdadero activo para el país. Esta oficina, que acaba de celebrar su 50.º aniversario, cuenta con una larga lista de logros en su haber.
Investigación en curso
Tras el reciente robo en el Louvre, la investigación sigue en curso y los servicios de policía y gendarmería se han movilizado para recuperar los objetos robados. También hay que elogiar la profesionalidad de los especialistas que participan en la investigación. Esperemos que las fuerzas implicadas puedan recuperar estos objetos y sancionar adecuadamente a los responsables.
Este robo, en uno de los museos más grandes del mundo, nos recuerda que cada vez que se pierden objetos de un museo, también se pierde una parte de nuestra historia colectiva. Más allá de su valor económico, la pérdida de estos objetos supone una pérdida irreparable de historia y patrimonio, que repercute en la sociedad, el sector cultural y la comunidad museística en su conjunto. Mejorar la seguridad de los museos es una cuestión de gran importancia a nivel nacional e internacional, y la comunidad museística está comprometida con afrontar este reto.
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